Todo comenzó con una conversación, que dió lugar a una interesante reflexión. Hay un momento en el que los eventos como bodas pueden llegar a ser frecuentes. Muchas veces son en otra ciudad por lo que hay que desplazarse y incluso va a hacer noche. Y claro está el regalo, porque no se puede ir con las manos vacías. Pero el problema principal de una chica que recibe una invitación de boda es el “qué me pongo”. Cuando en un mismo año recibe más de una invitación, ese problema se agranda. Y claro, la opción de repetir vestido no es viable. Y no sólo eso, también hay que tenr en cuenta el tiempo empleado en la búsqueda del outfit correcto y los gastos añadidos que con llevan. Y muchas veces, es un conjunto que no volverá a usar. Sin pensarlo, había nacido una idea: Coquetea.